Cerrar los ojos,
y océanos,
las cáscaras de nuez
y las luciérnagas.
y las luciérnagas.
Desplegar los mapas y estadísticas
que trazan las tendencias de esta ausencia
en llamas.
Esta deshojada primavera, absurdamente
otoñal para un verano, aterriza
abrojo y duermevela
y se escurre lentamente entre las manos.
No basta, no basta que me quieras.
No basta, no basta que me quieras.