Vivo un stop permanente. Una pausa con botón de rewind.
Este estático movimiento de tristeza, incesante y furtivo - casi periférico.
Soledad de lluvia. De noche que acecha el final de un verano.
No llegan las horas. No pasan, se resisten y arañan el tic tac del reloj.
Esta falta de gravedad, este aire de tormenta, este no saber llegar más alto
que a los techos de Lieja.
Y aún así ahogarse.
He de desembocar todas las presas.
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