1 dic 2008

Por qué escribo [Dos]

Mis palabras nunca hacen nada nuevo. No se van a echar a volar, ni a esculpir en piedra. Solo deconstruyen sucesos finitos en infinitas piezas. A veces toman mi cabeza, la asaltan. Silencios mal escritos en paredes que giran en mi mente, cuando mañana no es el día que tiene que llegar.

A veces son agua profunda de secretos, o imitaciones de estrellas de colores. Aparecen y se van como si viento, desarmonías, fantasmas repitiendo incesantes que eres una imagen química en mi cerebro. Desdoblo. Me desdoblo. Te desdoblo. Nos encontramos en ese lugar que no existe.

Poco más que sombras. El reloj insiste. Baqueta contra baqueta antes del comienzo. Pero nada empieza. Y son sólo palabras. Palabras. Palabras. Palabras transitando singulares los pasos a solas. Palabras como un imán, borrándome las cassettes.

1 comentario:

  1. Tus palabras tal vez no hagan nada nuevo, tus palabras tal vez arrastren un perpetuo dèja vù. Pero no dejan de construir los muros de tu particular laberinto. No dejan de crecer hacia el océano nocturno. No dejan de recordar y no te dejan olvidar.

    Son tus palabras, es tu conjuro. Tu juego que no debería acabar. Nacen, se reproducen, no desaparecen, aunque los elementos luchen por llevárselas. Al final, retornan.

    Saludos y un abrazo. Desde este laberinto. Desandando palabras...

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