11 may 2009

Declaración de intenciones

No voy escribir hoy la crónica de mañana. Ni la de ayer. No es un puño de arena, no es agua; el mundo no se escapa por la puerta. Aquí y ahora. No es una corriente de aire, ni un suspiro. Y todas las supuestas líneas trazadas del destino no son ni siquiera intermitencias, carrete de cometa o carretera. No hay plan prestablecido, preconfigurado. Y no soy una isla ciega. Un passo nel buio. No. Sólo porque no quiero las cuerdas. No trastabillo.

Yo elijo. Elijo. Nunca digas nunca jamás es una excusa para escurrir el bulto. Mi vida es un plan B repentino e inesperado que yo he escogido. Y nadie se guarda un as en la manga ni una cruz de marioneta. Sólo soy yo, en el barro. Ninguna mano-guía, destino ni plano. En este casting no se incluyen gurús para la ruta ni danzas de la lluvia.

No necesito a nadie con todas las respuestas porque prefiero vivir con todas las preguntas. Y contemplar el cielo sólo por contemplar el cielo. No creo en el orden de las cosas de un motor designado. Soy del caos, sin apuntador.

Esta función se sostiene sin protagonistas. Y uno no tiene por qué encontrar una mitad cuando ya es uno. Y hay quien no tiene historias de amor con segundas partes o estribillos. Quien no cree en el happy para siempre. No creo en la absurda frase de es que no era el momento. Ni en el esperar al momento, punto. Lo que no haces, se pierde. Simple. Sencillo.

Afuera con el telón. Mírame a los ojos.

6 comentarios:

  1. Qué difícil me ha sido encontrar a alguien que no crea en esperar, en que todo llega, en que los momentos acaban por pasar si uno es paciente. Mentira.

    Yo no creo en nada de eso, sólo creo en el ahora, en este minuto, no en el mañana ni en el minuto que viene después. En que algo es perfecto y no lo va a ser porque entonces puede que no lo sea nunca.

    Gracias por pensar así aunque no te conozca.

    Así es mucho más difícil.

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  2. No me digas hoy eso. Por favor.

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  3. Tus pensamientos intermitentes (como nuestras visitas recíprocas) tienen la particularidad de conseguir inquietarme.
    Besos...

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  4. Inquietarse es sentir, al fin y al cabo. Así que... es positivo.
    Sonrío.

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  5. No hay una mitad cuando ya se es uno. Podría ser una expresión de egoísmo, una forma de asesinar la necesidad de amar. Pero ¿no has vislumbrado cierta verdad? Si uno se siente lo suficientemente completo, si sabe que no hay nadie más en este mundo ni en cualquier otro que le comprenda, que le sepa perdonar, que sabe cómo convivir con él -o ella-... ¿para qué se necesita una "media naranja"? Los otros sólo existirían para escapar de uno mismo, del laberinto que uno construye en torno a sí, desde sus huesos, a través de su mente.

    Ser del caos, y no esperar. Maldita sea, no andas errada. Un certero disparo en medio de esta nada. Mirarte a los ojos es todo un desafío...

    Un abrazo que se conjuga en laberíntico.

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  6. Hoy vuelvo a tu casa después de mucho tiempo. Llego y me intento poner al día con tus letras. Aquí. Justo aquí descubro que tenemos muchas cosas en común. A mi tampoco me gusta esperar pero, sabes?, estoy aprendiendo a tener paciencia, a sorprenderme cuando las cosas llegan por sí mismas, sin haberlas forzado con ansiedad y prisas, y yo estoy a punto de olvidarme qué carajo es lo que estoy esperando...

    Espero que estés bien.
    Volveré por aquí.
    Un abrazo

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