Cuando el silencio se instala, la línea es clara y el equilibrio perfecto. Afuera del ruido, todo es más simple. Y vuelven a mi las rectas paralelas, inaccesibles. Recuerdo. No se puede repetir un río. Reducción al absurdo por condena. Eres como uno de tus fantasmas en la noche.
Cueste lo que cueste. Implacable ante el precio. Aunque sea yo. A veces me dan ganas de tirarlo todo por la borda. Y quiero gritarle al mundo que te echo de menos. Pero la añoranza se ha convertido en mi último tabú.
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