Sospecho que no sabré de ti
ni de Cohen en un tiempo.
A él le he proscrito - ya ves -
y evito entrar en el Chelsea
aun cuando escucho a Janis.
Por consecuencia, y a menos
que no busque un hara-kiri,
he desterrado a Buckley.
El efecto dominó es imprevisible.
Quizás debería de seguir a Van Gogh,
y de una vez arrancarme las orejas.
A veces sería mejor no tener oído, ni dejarse engatusar por ciertas "sirenas". Porque se puede intentar poner tierra, kilómetros de la misma, por medio... y su canto te perseguirá hasta el fin del mundo. Método Van Gogh ya, o hara kiri musical.
ResponderEliminarEfectivamente, a veces sería mejor.
EliminarAunque si fuera mejor, no podría estar escuchando Las cuatro estaciones de Vivaldi, "recompuestas" por Max Richter, y eso sería una pena.
Habrá que desterrar no obstante a Cohen una buena temporada. Demasiados recuerdos...
Si es Richter... ¡no te arranques los oídos!
EliminarPara alejarme del Chelsea decidí vivir en él (allí recibo a lo eterno que me busca y dura un rato), aunque eso si, me inscribí con otro nombre (el mío apenas lo uso para cortar algo de leña e ir desdibujándome despacio).
ResponderEliminarPuede ser un sabio consejo. Por desgracia, de momento sólo asocio imágenes concretas del pasado reciente y ando lejos de lo eterno. Algún día, quizás...
ResponderEliminarMe es imposible desterrar ciertas melodías. No me explico cómo puede ser después, cuando yo no esté y ellas persistan...
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