16 oct 2009

Algunas cosas perduran. [nosotros no]



Algunas cosas perduran. Nosotros no. El tejido se desgarra y no nos damos cuenta. Un soplo en la noche arrancando una décima de grado hacia el frío. Y el viento de otoño muerde y después no hay nada. La vida, esta vida, se agosta poco a poco hasta que de un golpe imperceptible raya el vinilo. Y saltan los escáneres, gritan los diagramas y comienza la ordenada sintonía en tú menor de pitidos y respiradores, emocionando hasta las lágrimas a los asistentes. Entonces, tras el sonado éxito comienzan las drogas. Morirse no es sencillo y con suerte la morfina irá directa a la vena. ¡Bingo! Ha ganado usted un viaje a las estrellas. Desfile de cuervos hospitalarios. Cadáveres de exposición con premio al maquillaje. Aunque ahora la cuñada diga que no parece ella mientras sabe qué pieles sacará de qué armario.


Hemos desposeído al individuo, le hemos hecho anónimo. Hemos hecho de la muerte una obra obscena, en el mejor de los casos.

3 comentarios:

  1. Mi manera de escribir no suele convocar esa densidad de imágenes y esos quiebros argumentales tan atractivos. Ha sido la casualidad de un sábado por la mañana, la que me ha conducido a tu entrada. Dejo migas de pan para recordar el camino. Saludos.

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  2. Interesante reflexión, aguda y llena de sarcasmo.
    Por cierto, una mejora estupenda la de la fachada de tu blog, me encanta la selección de colores, y la nueva foto por supuesto. Saludos

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  3. Obscena = fuera de escena. Pero ¿acaso no está la muerte siempre presente, aunque ponemos muchas distancias para que siga pareciéndonos lejana, inalcanzable?

    Lo que perdurará es... la ilimitada estupidez del ser humano, que sabe conjugarse en laberíntico (aunque si un día se crea un idioma laberíntico, espero que se elimine la estupidez de sus ecuaciones).

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