Como ala negra de camino rasgado,
azul de madrugada y voz de bruma,
agreste clama la mujer-cuervo.
Entre las campanas que urgen
al silencio de escarcha,
sobre la hierba dura y sin aliento,
mitad palidez desconsolada
a cuchillo tenaz y terciopelo.
Noches son y son noches de tinta
como pozos que apuntan al deshielo,
silueta que se quiebra en agua y plata,
zaherida curva que remonta el vuelo.
Mujer de cuervo, mil veces vomitada,
de sombra y de pluma, y de anhelo.
Mujer, palabra justa y que nombrada es determinante... mujer, que vapuleada y levantada es mas que género, es mas que nada... mujer cuervo, que carga con el vuelo errante y que se detiene en la noche que vuelta instante, procesa el contenido de todo cuanto en la vida le quede en frente.
ResponderEliminarUn gusto.-
tu mujer cuervo vomitada debió de de marcarte
ResponderEliminarZaherida curva que remonta el vuelo... también el creciente tamaño de las letras parece marcar el renacimiento.
ResponderEliminarAcojonante.
ResponderEliminarMe encantó.
mmm... creo que mi opinión, en este caso, no vale puesto que reconozco el origen y la meta de vomitar al cuervo entre colores azules de madrugada!!!
ResponderEliminar*
De todas formas, me gusto!
¿Qué puedo hacer salvo unirme a la fascinación general? Adoro el vuelo de la mujer-cuervo, el batir de alas oscuras en la noche que es y es noche de tus palabras, y el canto agreste... Adorar, ésa es la palabra.
ResponderEliminarUn saludo. De parte de un fascinado ;).