He perdido la cuenta de los días. No quiero ser ésta, la que escribo. No quiero tener este esquema ni esqueleto. Estiro la piel hasta sacarme el cuerpo. Centrifugo. Vomito. Pido una tregua de mí contra mi misma. Construyo una careta, y rebuzna.
Y hay algo inherente a mí en este desgarro. Algo que no puedo evitar ni sé extinguirme. Y últimamente me pregunto si he de vivir con ello a cuestas como un gran fardo. Si colgado el cartel de "solitario" podré desincrustarlo de mis huesos.
Habrá que construir otras caretas que puedan susutituir al rebuzno.
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