22 sept 2010

Direcciones

Tomé la puerta que decía amor - Lo opuesto no era el odio, sino el vacío. La salida apareció marcada como ausencia. Lo que nunca supe es que llevaba a un laberinto. Y que la sóla manera de escapar involucraba un sistema de esclusas. Hube de llorar entonces de un continente a otro, transvasándome una y otra vez. Diálisis. A punto de encontrar la línea recta, me dí cuenta de que prefería el esquema torcido. Donde estabas tú.

10 comentarios:

  1. Los laberintos mágicos siempre te devuelven al centro cuando estás junto a la salida. Para salir tienes que convertirte tú en más mágica todavía... Dale tiempo al tiempo para ser una gran hechicera.

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  2. Parece un curioso (y quizá imposible) plano del tesoro. Sonrío.

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  3. Me gustaría saber
    la consistencia de la arena movediza,
    la resistencia del puente,
    la profundidad del arrollo,
    la fuerza del viento,
    la proximidad del plazo,
    la partitura del encuentro,
    la firmeza del abrazo,
    la intensidad del beso...



    anuar iván.

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  4. Ya se dice que la distancia más corta entre dos puntos siempre está en obras. Cierto cuando se aplica al amor.

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  5. Bello texto, casi una afortunada deriva. Besos.

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  6. A mí me gustaba ir pegada a las paredes.

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  7. Por supuesto que el esquema torcido. Por supuesto, la espiral. Por supuesto, la línea curva que oscila ahora a la derecha, después a la izquierda, arriba, abajo. No de otra manera se camina a través de un laberinto. En un laberinto no hay líneas rectas, y el horizonte es un secreto que no siempre se puede desentrañar.

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  8. muy bien simbolizado,me identifiqué porque también escogí,me perdí,lloré y di vueltas en espiral y el laberinto siempre conduce al mismo lugar....me gustó mucho la entrada

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