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23 ago 2009

Perseidas


Esa noche las Perseidas no hicieron aparición. Sobre el monte recortado de sombra, una luz rosada se difundía en las nubes y el mar a la izquierda aparecía claro y metálico. Los nueve tímidos fulgores que iluminaban el valle de naranja, se iban perdiendo en la incipiente neblina. Un muro aquí y una ventana allá como único trazo de las casas a oscuras. A intervalos regulares, el resplandor del faro, superaba las copas de los árboles.


Pensé en el avispero recientemente fumigado, a medio construir en el suelo del jardín como el ejército inexorable de hormigas rojas susurrado en aquella película. En el zorro cruzando silenciosamente toda la extensión de hierba hacia el gallinero. En el búho, que desde el ciclón no había vuelto a hacer acto de presencia.

Estábamos preparados para observar la aparición de las lágrimas de San Lorenzo, el rastro del Swift-Tuttle que las nubes ocultaban entonces con empeño como algodón de feria imbuídas de luz artificial. No hubo estrellas fugaces. No como las del otro verano. En realidad, nada fue después como aquel verano, donde todo parecía haberse quedado suspendido como en la cuerda floja. Tal vez lo que sucedía era eso; que todo se había vuelto artificial, hasta el contar de las horas, que todo había perdido el equilibrio. En la orilla oscura, de la playa, junto al agua negra que centímetro a centímetro ganaba y perdía la arena sucesivamente.

Ninguno sabíamos cómo iban a terminar las cosas. Lo único fiable de esa noche, era la humedad que trepaba como el frío. Cada uno en un punto diferente, alzando los ojos al cielo. Galicia,  Madrid, Trento, las Bahamas. Una ecuación de tiempo en función del espacio. Ubicación, velocidad.


En algún momento, la soledad del espacio precipitó todo, catalizado por mil nimios detalles, beyond repair. Como una cuerda cuyos hilos se deshacen sin darse cuenta hasta desconocernos en distintas coordendadas. Era una historia frágilmente poliédrica. Triángulos, rectángulos, trazando espirales ahora incoherentes. La fuerza del caos. Puede ser que áquel verano algo comenzara a romperse y no nos diéramos cuenta.

No recuerdo si la parada del autobús estaba desierta. El mar, estaba entonces tan cerca, tan indómito, tan remoto. Y estábamos allí, sin saber que se trataba de una nueva vuelta de tuerca. Allí, mientras la lluvia nos alcanzaba de improviso, el Norte cobró vida. No hubo tiempos muertos sobre la arena mojada. Algo se catapultó hacia delante.

Florencia se fue a México. Trento volvió a su casa. Alguien en Madrid comenzó a caminar el mundo de otra mano. Bahamas. Salamanca, de Madrid partió a Sevilla. Oporto se convirtió en algo más que una estación de metro que había olvidado. Como una conjunción planetaria que sucede sólo cada muchísimos años. Como un cometa raro. Nos disolvimos en el espacio. Dejamos de gravitar unos entorno a los otros.

Ahora no importa cuánto ganemos siempre nos faltará algo. Echo la vista atrás y me pregunto cuál era la estructura subyacente, en qué consistía la divergencia que nos separó indeflectiblemente. Aquello que nadie vió ni supo -ni pudo-ni quiso- parar. Hablo con unos y con otros de esta sensación de pérdida. Scattering y duermevelas. Imperceptible nada.

16 feb 2009

Ida [sin vuelta]

Bunker de ruido de vacio: Bombas extrayendo el aire, luz artificial. Pitidos absurdos que llamo casa. Un panel de controles: Leds y numeros. Como un avion en pleno despegue. Bloques de cemento.Vuelas alto o esperas. Soy un amasijo de cables que no se queda (?)

Partir ha sido siempre sin pregunta y estoy frente a las cuerdas. Contra ellas. Lo que he construido hoy no se mueve a tientas, respira y se detiene. Mi universo no gira ya por ti ni por el viento. He puesto en esta huida hacia adelante, un cimiento que no te necesita.

Ligero. Con alas. Entre luces de colores y ruidos cacofonicos. Encima de las nubes sempiternas. De pronto me hallo intentando un viaje de no retorno.

31 ene 2009

La vida es un plan [B]


La vida es un plan B repentino e inesperado. Si abres la botella, que no te pese el corazón. Las luces bajas construyen un babel imposible anocheciendo en París. Je dis tantissime cose a ojos llenos de labios. Y he conjurado un sueño de dieciséis años que no se ha desvanecido cuando no he encontrado tu fantasma. So late now. La estatua no se ha movido.

Y pienso nuevamente: Si abres la botella, hazlo sin pensar. Como aquella noche en que todo era posible. Nuevo como tu tacto y alto de estrella. Polizón de caja de sorpresa - robándome el aliento. So late now. La vie est un plan B que nunca supondrías. Saltas como la canción sobre un vinilo. La estatua no se ha movido. Ni tú.

Y se traza un hilo como una fina línea divisoria. Quizás debiera decidir si me quedo ahora.