y la aceituna,
los versos y las voces,
los pasos quedos
que gimen en el aire como autómatas.
He desandado hacia el ardor
violento,
del zapato insomne
herido por la cuerda,
de aguas susurrantes y azahares
en la cuna roja y la cigarra.
Basta.
He desandado tan lejos tus orillas
que se me muere el alma
si me esperas.
(poesía rescatada de hace tiempo).
Y desandando te has encontrado con este bello poema. Transmite pese a la aparente desesperación un halo de alegría. Lindo leerlo para empezar bien el fin de semana. Besos.
ResponderEliminarcomo quisiera desandar algunas cosas.. pero no puedo.. o posiblemente en el fondo no quiera.. pero tu poesía llena el alma.. un abrazo!
ResponderEliminarHola!! muy buenos poemas,
ResponderEliminarcomo hay forma de ponerme en contacto contigo?
:)
A veces desandar es un ejercicio absolutamente imprescindible para la salud del corazón.
ResponderEliminarPrecioso, el poema.
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