Hasta que lo odies, para dejar de amarlo y poder amarlo luego otra vez, de distinta forma, como se aman las cosas que una vez fueron nuestras, que fueron parte de nosotros, que nos hicieron para luego quedar a merced del tiempo, la tenue red de la nostalgia tenue y el olvido. Suerte
Hasta que otro nombre lo tape por encima.
ResponderEliminarContundente. Bello. Y con una respuesta silente que nos moviliza a preguntarnos hasta cuándo. Saludos.
ResponderEliminarHasta que lo pisas y explota, ¿no?
ResponderEliminarHasta que lo odies, para dejar de amarlo y poder amarlo luego otra vez, de distinta forma, como se aman las cosas que una vez fueron nuestras, que fueron parte de nosotros, que nos hicieron para luego quedar a merced del tiempo, la tenue red de la nostalgia tenue y el olvido. Suerte
ResponderEliminarComo acabo de decir precisamente en el blog de Juanjo, la ausencia es practicamente imposible de borrar, esta repleta de muchas cosas.
ResponderEliminares lo que tienen las ausencias
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