Llueve
Llueve.
Y el fulgor eléctrico
dice poco en el
afterglow.
No enciende la piel,
ni entiende la fiebre.
Sólo
alumbra un eco,
y solo,
desconquista.
Fuera de los otros
llueve.
Llueve
con los dedos
manchados de tinta,
a voz galopante
de cuatro
paredes.
Que no saben nada de ti.
Llueve
con la noche prendida
en las mejillas.
No comienza,
no despierta,
no termina.
Te
desaprende
por piezas,
y no olvida.
Pierde en
subjuntivo y
llueve.
Brillante. Desde el vidrio empañado de esta lejanía te saludo y me postro a este incomienzo. Besos sin paraguas.
ResponderEliminarPrecioso el poema. Te deja sin palabras, meditando, triste.
ResponderEliminarSerá Septiembre.