17 ago 2010
Despedidas
La séptima de Beethoven, segundo movimiento. De tu silencio a la nada, bajo la lluvia, en este fin de fiesta. Fuegos articiales que nacen como flores en un último intento de brillar. De tu beso, que voló como un pájaro, a la imagen de luz sin tu mirada. Entre multitudes de negro. Y destrás de un cristal.
Como la rueda de un carrusel o un fotograma en super 8. Me estoy volviendo coleccionista de despedidas - las tuyas. Que no saben ser hola o adiós. Que se atoran en los labios, en la garganta. Y avanzan ahora lentas, luego, fast forward. Y hoy eres como la séptima, como la lluvia o un vals triste de Chopin.
Desde que te fuiste, te has ido poco a poco. Y es como observar las dos cuerdas del columpio que un niño ha enredado desligarse a cámara lenta, detrás de cada esquina, real o imaginada.
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Chopin está en todas las cosas...
ResponderEliminar“Desde que te fuiste, te has ido poco a poco.” Sin ánimo de parecer sádico, merece la pena dejarte para recibir algo así. El destinatario puede sentirse afortunado. Y si tiene sentido común, hará bien regresando a ti lo antes posible.
ResponderEliminarBello eso de "desde que te fuiste, te has ido poco a poco", dentro de ese vaivén en el cual se traman esos relativo adioses. Bello texto, de melancolía queda. Besos.
ResponderEliminarPues eso mismo, me quedo con el poco a poco de tu último párrafo, con esa metáfora que juega con el tiempo, la memoria, la nostalgia y el olvido...
ResponderEliminarEs difícil despedirse cuando uno lo que desea es quedarse.
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