Se me atragantan las palabras que excuso a borbotones:
Todo lo que no alcanzo a decirte se me atora en las mejillas.
Lo que quisiera haber dicho escuece a raudales, cuesta abajo a mis labios.
Y en un estado de fiebre, escribo.
Y no sé si al escribir me encierro como muñeca rusa.
O me libero.
Te imagino muñequita rusa, que te vas abriendo, desbrozando lágrimas o pétalos...
ResponderEliminarA veces es tan difícil hablarle que las palabras se quedan bajo la piel de mis dedos y con las uñas le escribo. Decirle algo se ha convertido en un proceso doloroso que no libera.
ResponderEliminarUn abrazo