Con Satie y las musas, escribo. A veces hay que rezar para que exista Dios. A riesgo de que todo se convierta en un borrón absurdo, desfigurado. Creer en el hombre deja un regusto a vómito. Qué pequeña es la gloria. Y qué inútil. Decir que existo no significa nada. Y el dolor se extiende como la tierra muda.
Si no calla el silencio. Si no cesa la herida. Si no se aparcan los labios. Como un puño. Nunca lo hubiera dicho en la lejanía. Por favor reza para que exista un Dios.
(Porque yo no puedo).
en ocasiones, paseando por los blogs, encuentras cosas que hacen que te detengas un rato, eso me ha ocurrido a mí. He estado sentada aqui un rato.
ResponderEliminarHasta la ficción es cierta.... qué razón tienes
Lo siento, pero yo tampco puedo rezar por nadie. Menos en estos días repletos de desastres en los que ni el hombre ni dios nos muestran su mejor cara.
ResponderEliminarUn abrazo
Pero esto lo has escrito tú ¿o he sido yo?
ResponderEliminarA mí me resulta más sencillo creen en los hombres que en los dioses, pero tampoco les rezo.
ResponderEliminarQué amargor tan profundo, qué desesperanza tan páramo. La esperanza y la fe, para bien y para mal, no sabe de lógicas o posibles...
ResponderEliminarHermoso y triste texto.